En un frondoso bosque, vivia una serpiente solitaria y melancólica. Ningun animal del bosque deseaba estar con ella, todos le temían, pues muchas veces los impulsos la dominaban y se convertia en un salvaje animal, en un depredador.
Ningún animal confiaba en ella, mas nadie conocia su parte sensible. Todos la juzgaban, se escapaban de ella y muchas veces le lanzaban cosas.
Solía llorar, lloraba veneno.
Un día se topo con un urón perdido y le preguntó:
-"¿Por qué no escapas?"
-"Estoy perdido." Respondío el urón.
-"¿Por qué no escapas?" Insistió la serpiente.
-"Soy ciego." Justificó el urón. "Nadie me quiere por eso"
-"Soy serpiente... Todos me temen por eso. ¿Quiéres ser mi amigo?
-"Hmm." Balbuceó el urón.
-"EStá bien, no me respondas, mejor me voy." Dijo apenada la serpiente.
-"¡Espeera!" vociferó el urón. "Quiero ser tu amigo, no te temo... sufro injurias como tú. Y creo que tus impulsos no son mas que emociones, guardadas. Quizás lo que tu llamas impulso puede ser envidia no desarrollada, que al no conocerla, al no compartirla, se transforma en un deseo.
Yo te puedo enseñar a dejar eso de lado y así, actuar como eres en realidad. Puedo enseñarte a ver.
Mañana te esperaré aquí, ya es muy tarde, vé a dormir.
Por la noche, la serpiente reflexionó mucho: ¿Podía ella llegar a cambiar? Sabia que ello significaria un gran desafío. ¿Valdría la pena? Pensó si podria seguir viviendo con esa soledad. Se durmió.
Por la mañana despertó decidida a cambiar y a aceptar la ayuda del urón.
Todos los días visitaba al urón y juntos caminaban y conversaban. Día a día la serpiente sentia menos ganas de morder, hasta que un día, ya no sintió ganas de morder. Entonces el urón decidió pasar una noche con ella y juntos fueron a su casa.
La serpiente despertó a medianoche, observó al urón , y sintió unas ganas irrefrenables de morderlo. Lo mordío. El urón despertó y le dijo:
-"Serpiente, ésta era tu última prueba, estaba esperando que me mordieras. Los verdaderos amigos hacemos sacrificios, éste es el mio. Luego de esto, nunca más morderas a alguien. Deseo pedirte disculpas por mi manera de enseñarte, sé que es dura, pero sé que valdrá la pena
. Te pido que no te sientas culpable, me hiciste un favor y yo te hice uno a ti también. Te quiero, adiós."
Luego de decir esto, el urón murió con una lágrima y una sonrisa en el rostro.
Despues de esto, la serpiente nunca más mordió a alguien, hizo grandes amigos y fue feliz por el resto de su vida, mas nunca olvidó a su amigo urón y siempre fue conciente de sus actos.
FIN.
la moraleja la chamullan ustedes, aunque esta bastante explicita..