Sobre la noche


Abarco la noche,
expectante a mis sentidos,
a que aparezcan, a que lluevan sobre mis platos
para llenar mi vaso de agua.

Continúo,
abro mis brazos para sostenerla entera,
y mis dedos surcan el mapa astronómico,
estableciendo límites de cielo,
clavados en el papel.

Aunque esté solitaria la necesito.
Y aunque la luna se duplique,
y trace casi un triángulo con su movimiento
de manera que me aleje de ella
y luego,
automáticamente,
desesperado,
descanse abrazando la arena,
aún así,
seguiré planeando su captura.

De saltimbanqui saltaré
sobre cada piso que compones,
sobre tus ideas, tus bombones,
y las palabras que nacen de tu falso castigo.

Ya no necesitaré nada,
solo te necesito sin
espacios indefinidos,
opiniones ajenas
que se han escupido agriamente
sobre tu cintura.

Sigo tramando estas memorias encarnadas,
que en demasía,
¡en insolencia!,
necesitan ser postergadas,
para mañana.